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12 noviembre, 2025

Los Nuevos Rumbos de la Guía del PMBOK®: Una Mirada a la Octava Edición

I. Una conversación necesaria

–¿Otra versión de la Guía del PMBOK es lanzada en 2025? Pregunta la voz escéptica que habita en muchos gerentes de proyecto. Apenas estábamos digiriendo los doce principios y los dominios de desempeño de la séptima, cuando el PMI anuncia una octava edición.

–Sí, responde la voz más analítica, pero no se trata de un retroceso. Es una integración. La octava edición no borra la séptima; la complementa. Trae de vuelta la claridad procesal que muchos extrañaban, pero sin abandonar el enfoque sistémico, adaptable y orientado al valor que introdujo su predecesora.

El diálogo no es trivial: implica revisar cómo entendemos la gestión de proyectos en una era donde los límites entre lo predictivo, lo ágil y lo híbrido son cada vez más difusos.


II. Del pensamiento por procesos al pensamiento por principios… y de regreso

La séptima edición de la Guía del PMBOK® (2021) rompió con más de dos décadas de tradición. Abandonó los 49 procesos y sus entradas y salidas, para centrarse en 12 principios de gestión y 8 dominios de desempeño. Fue un giro conceptual: el PMI quiso pasar del manual de procedimientos al marco de pensamiento adaptativo.

Sin embargo, la octava edición (2025) asume que no basta con comprender los principios; también hay que operacionalizarlos. Por eso retoma los grupos de procesos, rebautizados como Focus Areas, e introduce una síntesis: 6 principios, 7 dominios y 5 áreas de enfoque. Un nuevo equilibrio entre lo filosófico y lo práctico, entre la dirección estratégica y la ejecución disciplinada.


III. Las nuevas coordenadas del marco

–Entonces, ¿la octava edición contradice la séptima?

–De ninguna manera, responde la voz analítica. La octava es, más bien, su evolución natural.

El documento sigue dividido en dos partes: (1) El Estándar para la Dirección de Proyectos, que define el sistema de entrega de valor, el entorno y los principios; y (2) La Guía del PMBOK®, que desarrolla los dominios de desempeño, las herramientas y los procesos.

Pero hay un cambio de fondo: el texto se vuelve más accesible, empírico y basado en evidencia. PMI recopiló más 40.000 aspectos de datos globales y dos rondas de revisión pública para estructurar una Guía más conectada con la práctica real de los proyectos.


Figura 1. Esquema de Migración de La Guía del PMBOK (8a. Ed.)Esquema de Migración

Fuente: (PMI, p. 363)

 

IV. Seis principios, una visión integrada

Esta edición define seis principios de gestión de proyectos que guían una práctica eficaz. Estos seis principios son el resultado de una simplificación, impulsada por la comunidad, de los doce principios definidos en la edición anterior. En la octava edición, los principios se han perfeccionado para ser más prácticos y se han consolidado para minimizar la redundancia, la duplicación y la confusión (PMI, 2025). 

Los doce principios de la séptima se resumen en seis grandes ejes de acción, todos con un marcado énfasis en la ética, la sostenibilidad y la responsabilidad social:

  1. Adoptar una visión holística del proyecto.
  2. Enfocarse en el valor.
  3. Integrar la calidad en procesos y entregables.
  4. Ejercer un liderazgo responsable.
  5. Incorporar la sostenibilidad en todas las áreas del proyecto.
  6. Construir una cultura empoderada.

Esta simplificación no resta profundidad; al contrario, permite conectar la dirección de proyectos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la gobernanza organizacional y las exigencias de transformación digital.

Figura 2. Principios de La Guía del PMBOK (8a. Ed.)Seis principios - Guía del PMBOK 8a. Ed.


V. Los nuevos dominios del desempeño

La séptima edición había definido ocho dominios interconectados (interesados, equipo, ciclo de vida, planificación, trabajo del proyecto, entrega, medición e incertidumbre). La octava edición los reorganiza en siete dominios más clásicos, pero revisados con una mirada contemporánea:

  1. Gobernanza, como eje central de la alineación estratégica.
  2. Alcance, con énfasis en la definición dinámica del valor.
  3. Cronograma, que incorpora cadencias iterativas.
  4. Finanzas, nuevo dominio que mide sostenibilidad y retorno.
  5. Interesados, más enfocado en la comunicación continua.
  6. Recursos, entendidos en clave de equipos y capacidades.
  7. Riesgos, ahora integrados con incertidumbre y complejidad.

Cada dominio incluye secciones sobre conceptos clave, procesos, consideraciones de adaptación e interacciones, lo que devuelve al lector la sensación de navegabilidad práctica que tenía la Guía del PMBOK de antaño, pero en un lenguaje moderno.

Figura 3. Dominios de Desempeño de La Guía del PMBOK (8a. Ed.)Dominios de desempeño - Guía del PMBOK 8a. Ed.


VI. El retorno de los procesos

Uno de los grandes reclamos de la comunidad era la pérdida de los grupos de procesos. La octava edición responde reintroduciéndolos como Focus Areas, es decir, áreas de atención que atraviesan cualquier enfoque metodológico:

  • Iniciación, donde el propósito y el valor se alinean.
  • Planeación, donde se define la estrategia de ejecución.
  • Ejecución, donde la colaboración se transforma en entrega.
  • Monitoreo y control, donde la realidad se mide y ajusta.
  • Cierre, donde el valor se transfiere y el aprendizaje se consolida.

No se trata de una regresión al modelo de la sexta edición, sino de un puente entre el pensamiento ágil y la disciplina del control.

Históricamente, estas cinco Áreas de Enfoque se presentaban como categorías lógicas de procesos formales de gestión de proyectos, conocidos como Grupos de Procesos de Gestión de Proyectos. En cambio, los proyectos actuales suelen satisfacer estos cinco conceptos mediante el uso de múltiples enfoques. Además de los procesos formales, los ciclos de vida de los proyectos también se gestionan frecuentemente mediante prácticas informales o políticas flexibles. Por ello, estos Grupos de Procesos históricos se han reinterpretado como Áreas de Enfoque (PMI, 2025, p.9).

 

Tabla 1. Aspectos a considerar en el enfoque por procesos

Aspecto

7ª Edición

8ª Edición

Modelo de procesos

Eliminado, en favor de modelos conceptuales

Reintroducido (procesos actualizados) bajo los dominios y áreas de enfoque

Herramientas y técnicas

Listadas en apéndices (modelos, métodos, artefactos)

Capítulos específicos: “Inputs and Outputs” y “Tools and Techniques”

Enfoque práctico

General y contextual

Detallado, operativo y basado en evidencia empírica


El PMI vuelve a publicar un catálogo de 40 procesos, organizados por dominios y acompañados de entradas, salidas, herramientas y técnicas. Además, dedica capítulos completos a Entradas y Salidas, así como a Herramientas y Técnicas, devolviendo a los gerentes una brújula metodológica sin perder el espíritu adaptable.

A esto se suma un nuevo principio transversal: la sostenibilidad integrada, que recorre desde la planificación hasta el cierre, recordando que no hay éxito de proyecto si compromete el futuro.


VII. La síntesis conceptual: de la ciencia al arte

La conversación entre ambas versiones puede resumirse así: la séptima privilegió la filosofía de la gestión; la octava recupera la ciencia del proceso. Juntas, trazan una ruta hacia un modelo integral: flexible, empírico y humano.

El director de proyecto ya no es un administrador de tareas, sino un líder responsable del valor y del impacto organizacional, un arquitecto de confianza que debe navegar entre métricas, ética y cultura.


VIII. Reflexión final: la gestión como conversación continua

–Entonces, ¿cuál edición deberíamos seguir?, pregunta la voz crítica, cerrando el diálogo.

–Ambas, responde la otra con serenidad. La séptima nos enseñó a pensar, la octava nos recuerda cómo actuar.

La gestión de proyectos es eso: una conversación permanente entre la estructura y el sentido, entre la técnica y la visión, entre el cronograma y el propósito.  Y en esa conversación –como en nuestro blog de La Esquina de la Gestión– seguimos aprendiendo, dialogando y construyendo valor.


Tabla 2. Perfeccionamiento de los principios de gestión de proyectos

Principios de la Séptima Edición

Ubicación en la Octava Edición

Justificación

3.9 Navegar la Complejidad

Principio redefinido: Adoptar una Visión Holística

Las interacciones entre las organizaciones, los interesados y las geografías de un proyecto representan un sistema complejo. El éxito requiere que los profesionales 'amplíen la mirada' para identificar restricciones y cambios relacionados.

3.5 Reconocer, Evaluar y Responder a las Interacciones del Sistema

Principio redefinido: Adoptar una Visión Holística

Las interacciones entre las organizaciones, los interesados y las geografías de un proyecto representan un sistema complejo. El éxito requiere ampliar la perspectiva para ver restricciones y cambios relacionados.

3.3 Participar Efectivamente con los Interesados
3.4 Enfocarse en el Valor
3.11 Adoptar Adaptabilidad y Resiliencia
3.12 Habilitar el Cambio para Lograr el Estado Futuro

Principio redefinido: Enfocarse en el Valor
+
Dominio de Desempeño: Interesados

El valor es el impulsor fundamental de los proyectos. El valor solo existe cuando los interesados son comprendidos y guiados durante los cambios que el proyecto experimenta y promueve. La participación de los interesados recibe un tratamiento más profundo como dominio de desempeño.

3.8 Construir Calidad en los Procesos y Entregables

Principio refinado: Integrar la Calidad en los Procesos y Entregables

La calidad es una dimensión que abarca tanto los resultados descritos en los dominios de desempeño como los resultados finales.

3.2 Crear un Equipo Colaborativo de Proyecto

Principio refinado: Construir una Cultura Empoderada

Construir una cultura empoderada implica fortalecer el entorno del equipo de proyecto y la colaboración efectiva con todos los interesados.

3.6 Demostrar Comportamientos de Liderazgo
3.1 Ser un Administrador Diligente, Respetuoso y Cuidadoso

Principio redefinido: Ser un Líder Responsable

Aclara qué comportamientos de liderazgo impulsan el éxito del proyecto. La administración responsable es uno de ellos y se relaciona con la rendición de cuentas profesional.

3.7 Adaptar Según el Contexto

Migrado a la Sección de Adaptación (Tailoring)

Aunque la adaptación es un concepto clave para el éxito del proyecto, se prefiere que sea discutida mediante mecanismos de gestión concretos y ejemplos prácticos.

3.10 Optimizar las Respuestas a los Riesgos

Migrado al Dominio de Desempeño: Gestión de Riesgos

Aunque la gestión de amenazas y oportunidades es esencial para el éxito del proyecto, se prefiere abordarla mediante mecanismos concretos, en relación con otros principios y dominios de desempeño.

Fuente: Adaptado de (PMI, p.364)

Referencias

  • Project Management Institute. (2021). Guía de los fundamentos para la dirección de proyectos (7ª ed). Pennsylvania: PMI Publications.
  • Project Management Institute. (2025). Guía de los fundamentos para la dirección de proyectos (8ª ed). Pennsylvania: PMI Publications.
  • Redondo, A. (2016). Los cambios de la Guía del PMBOK® 7ª Edición. https://alredsa.blogspot.com/2023/01/los-cambios-de-la-guia-del-pmbok-7a.html


15 septiembre, 2025

La PMO en la Guía del PMBOK (7a. Ed.): del proceso a la creación de valor

De acuerdo con el abordaje de la Séptima Edición de la Guía del PMBOK®, la Oficina de Dirección de Proyectos (PMO) deja de parecer una ventanilla de trámites para convertirse en la dirección de la orquesta del valor. La arquitectura del Estándar —ahora basada en principios y dominios de desempeño— desplaza el protagonismo desde la adhesión a procesos hacia la creación de valor verificable. La PMO que encaja en este marco ya no vive de listas de chequeo interminables ni de reportes exuberantes; vive de conversaciones con evidencia, de decisiones oportunas y de resultados que los usuarios pueden reconocer. Es un cambio de enfoque, que pasa de custodiar documentos a orquestar capacidades. Y cuando esa orquesta suena, la estrategia deja de ser discurso para convertirse en ejecución.

El contexto explica la mutación. Los proyectos ya no se despliegan en mesas estables: conviven con disrupciones tecnológicas, marcos regulatorios cambiantes y expectativas sociales volátiles. La PMO tradicional, pensada para garantizar conformidad, se queda corta si no es capaz de leer la incertidumbre, negociar prioridades y habilitar aprendizaje rápido. La séptima edición, al ordenar la conversación en dominios de desempeño, nos recuerda que el rigor no desaparece: se reubica. En vez de pedir el mismo ritual a todos, invita a modular la gobernanza según criticidad, exposición al riesgo y madurez del equipo, con una pregunta como brújula: ¿qué mínima estructura necesitamos para que el valor ocurra antes, con menos ruido y con menos retrabajo?

Figura 1. La PMO como habilitador: del proceso al valor



La primera señal del cambio es el lenguaje. La Guía insiste en resultados y beneficios antes que en el culto al proceso. Una PMO útil pone orden, sí, pero sobre todo habilita: comparte prácticas, presta recursos, acompaña a los equipos para que se muevan con soltura entre enfoques predictivos, adaptativos e híbridos. No impone una partitura única; alinea compases. Eso se traduce en mecanismos ligeros que acerquen datos a las decisiones. Para la alta dirección, una página clara con tres focos (beneficios esperados vs. realizados, riesgo agregado del portafolio y capacidad disponible) vale más que un océano de láminas. Para los equipos, menos casillas que llenar y más definición de preparado y terminado, demos que muestran aprendizaje y retrospectivas que producen mejoras concretas.

¿Y la disciplina? Permanece, pero ejercida con criterio. Donde antes se exigía la misma lista de cotejo a cualquier iniciativa, ahora se calibran niveles de control. Un proyecto con impacto en seguridad o cumplimiento normativo exige trazabilidad estricta y puntos de control formales; un experimento exploratorio necesita aire para equivocarse barato. Esta diferenciación no relativiza la calidad: la acerca a su razón de ser. La gobernanza será tanta como el valor la requiera. Y cuando el estándar habla de dominios, legitima esa flexibilidad responsable: la PMO diseña controles que sirven al resultado, no al ritual.

El catálogo de servicios ilustra el viraje. Siguen existiendo estándares y plantillas, pero ya no alcanzan para justificar la existencia de la PMO. Se suman piezas con impacto tangible: priorización por valor y beneficios, acompañamiento en casos de negocio (business cases) con escenarios y sensibilidades, gestión de dependencias entre equipos, apoyo en análisis de capacidad, coaching a sponsors y Product Owners para decidir mejor, y un núcleo de datos que permite comparar iniciativas heterogéneas con un lenguaje común. En organizaciones con fuerte componente ágil, la PMO se transforma en centro de excelencia o en oficina de entrega de valor: difunde prácticas como criterios de aceptación y Definition of Done (DoD)/ Definition of Ready (DoR), promueve tableros Kanban con límites WIP (Work in progress) y ayuda a sincronizar financiación con la cadencia real de las entregas.

El portafolio es el escenario donde la PMO revela su utilidad. El hábito de “coleccionar proyectos” se combate con una disciplina sencilla: revisar la lista con cadencia, decidir qué detener, qué acelerar y qué redefinir. Esa capacidad de decir “no” a tiempo ahorra dinero y libera foco. No se trata de caprichos: una PMO madura justifica las decisiones con señales —adopción de usuarios, reducción del tiempo de ciclo, mitigación de un riesgo sistémico o creación de una capacidad habilitante— y con umbrales acordados por la organización. Cuando una iniciativa avanza, lo hace por evidencia; cuando se cancela, se explica con honestidad y se documentan aprendizajes para no tropezar dos veces con la misma piedra.

Gestionar la incertidumbre es otra frontera. En versiones anteriores, la gestión de riesgos solía vivir como lista aparte. El enfoque de la séptima edición la integra en el dominio de la incertidumbre y mueve la conversación al centro del tablero: ya no basta con enumerar amenazas; importa comprender la exposición total del proyecto y del portafolio, el apetito y los umbrales de riesgo, las reservas disponibles y los disparadores que activan respuestas. La PMO sirve de curador: evita el maquillaje de la complejidad, fomenta hipótesis y experimentos que convierten dudas en datos, y ayuda a ajustar el sistema de trabajo para que el costo del cambio no se dispare. Es menos auditoría y más navegación.

La cadencia importa. No solo la cadencia de entrega —una entrega única, hitos múltiples o ciclos periódicos—, también la cadencia de dirección: los momentos en que la organización guía, financia y reasigna recursos. En entornos adaptativos e híbridos, la dirección sucede a intervalos fijos (al cierre de cada sprint, por ejemplo); en contextos predictivos, se establecen puntos de control formales para revisar avance y recibir retroalimentación. El tipo de entregable y el enfoque de desarrollo influyen en la frecuencia de esas citas, y esas citas marcan el pulso del riesgo. La PMO que diseña bien la cadencia encaja decisiones, métricas y reservas con el ritmo del valor, sin forzar a todos a bailar la misma música.


Figura 2. Cadencia de Entrega y Enfoque de Desarrollo

Fuente: Guía del PMBOK (PMI, 2021, p.46)


El cambio de rol se percibe en lo cotidiano. Una PMO obsesionada con el papeleo tiende a multiplicar formularios y crear embudos de aprobación; una PMO orientada a valor observa dónde se atasca el flujo y actúa con detalles prácticos que no ganan premios, pero sí confianza. Con esa confianza, la oficina puede pedir más: pedir datos mejor curados, comprometer tiempos de respuesta, o frenar iniciativas que diluyen el portafolio. De ese intercambio nace la legitimidad.

De acuerdo con la séptima edición de la Guía del PMBOK (PMI, 2021). las organizaciones con estructuras más planas, iniciativas centradas en el cliente y enfoques de entrega más adaptables pueden adoptar una estructura de Centro de Excelencia Ágil (ACoE) u Oficina de Entrega de Valor (VDO), es este sentido, un ACoE/VDO, pone el acento en habilitar capacidades más que en mandar. Acerca coaching a equipos y líderes, estandariza artefactos mínimos para comparar progreso sin homogenizar metodologías, y ayuda a sincronizar dependencias entre productos. Un hilo frecuente es la financiación por producto: presupuestos que se mueven con el valor, no con la duración del proyecto. La oficina también facilita prácticas de descubrimiento —prototipos, pruebas con usuarios, hipótesis medibles— para validar antes de escalar. Todo para que el gasto más caro, el del retrabajo tardío, sea la excepción y no la costumbre.

Las métricas merecen un aparte. Medir por medir hace daño. La tentación de instrumentarlo todo produce ruido y desata conductas defensivas. La PMO debería pactar con la alta dirección un conjunto compacto, comprensible y estable: beneficios esperados contra realizados, salud del flujo (lead time, throughput, tasa de retrabajo), calidad (densidad de defectos, satisfacción de usuario), y riesgo agregado. En contextos predictivos, valor ganado y variaciones siguen siendo útiles; en entornos ágiles, las métricas de flujo cuentan mejor la historia. Lo esencial es que los números permitan decidir: ¿seguimos, paramos o cambiamos algo ya?

Para que ese sistema eche raíces, hay dos palancas invisibles: talento y cultura. Ningún marco compensa un equipo agotado o una dirección que rehúye la realidad. La PMO de alto impacto cuida perfiles especializados (T‑shaped), promueve rotaciones sanas, crea comunidades de práctica y ofrece rutas de carrera dual (experta y de liderazgo). Y cultiva una cultura de transparencia: reconocimiento al que simplifica, espacios seguros donde un miembro del equipo pueda decir “no llegamos” sin miedo. La oficina deja de ser policía y se vuelve un socio que facilita que la verdad llegue antes a la mesa.


Figura 3. Enfoque Tradicional de los Marcos de Trabajo de las PMO

Fuente: Basado en PMI, 2013


También ayuda una estratificación inteligente. En muchas organizaciones conviene combinar PMO de línea (cerca del negocio), servicios compartidos transversales y una Oficina Corporativa de Dirección de Proyectos (EPMO) que converse con estrategia y finanzas. La EPMO evita el “mosaico inconexo de proyectos” —cada uno con su sistema de métricas atomizado— y ofrece comparabilidad; las PMO de dominio preservan contexto para moverse rápido. No es un organigrama rígido, sino un diseño que permite coordinar sin asfixiar, con reglas claras de escalamiento cuando un problema rebasa el alcance de un equipo.

No faltan riesgos: burocratización, desalineación estratégica, indicadores sin criterio o pérdida de legitimidad. Se mitigan con principios sencillos: mínimo suficiente (poda trimestral de artefactos), reglas de terminación anticipada para proyectos zombis, conjunto de KPI pequeño y útil, y patrocinadores visibles que den la cara. Cuando la oficina cae en alguno de esos vicios, la cura es volver al propósito: estamos aquí para acelerar decisiones que crean valor sostenible. Todo lo demás debería ser accesorio.

Una escena final para medir el avance. El equipo presenta un incremento de producto o un entregable clave. La PMO no está al fondo tomando lista: está facilitando la conversación. Se muestran beneficios y riesgos con honestidad, se presentan alternativas con el lenguaje que la dirección entiende, y se decide sin dilaciones. La reunión termina unos minutos antes y el tablero del portafolio refleja de inmediato el cambio. Nadie celebra por la plantilla perfecta; se celebra por el impulso renovado. Si esa escena todavía suena lejana, quizá sea hora de releer la Séptima Edición con ojos de valor y rediseñar la oficina como lo que siempre debió ser: el orquestador que hace que la estrategia suceda.

Referencias

  • Project Management Institute. (2021). Guía de los fundamentos para la dirección de proyectos (7ª ed). Pennsylvania: PMI Publications.
  • Project Management Institute. (2013). Pulso de la Profesión de PMI: Marcos de trabajo de la PMO. http://www.pmi.org/~/media/PDF/Knowledge%20Center/Spanish/pmo-frameworks-report.ashx
  • Redondo. A. (2016). Oficina de Gestión de Proyectos (Project Management Office - PMO). https://alredsa.blogspot.com/2016/02/oficina-de-gestion-de-proyectos-project.html


04 julio, 2025

La vision 360° de la Calidad en la Guía del PMBOK® Séptima Edición

La séptima edición de la Guía del PMBOK® marca un giro decisivo: deja atrás la arquitectura basada en 49 procesos y se organiza en torno a principios y dominios de desempeño. En este nuevo mapa, la calidad deja de ser un área de conocimiento aislada para convertirse en un hilo conductor que atraviesa decisiones, flujos de trabajo y cultura de proyecto. Este post aborda la forma cómo la calidad se conceptualiza y se gestiona en la guía, con especial énfasis en el Dominio de Desempeño de la Entrega y en la definición de calidad como “grado en que un conjunto de características inherentes satisface los requisitos”.

Una de las transformaciones más notables de la séptima edición fue abandonar la estructura rígida basada en procesos y entradas‑herramientas‑salidas para articular la dirección de proyectos alrededor de doce (12) principios y ocho (8) dominios de desempeño. En este nuevo marco, la calidad deja de habitar una “área de conocimiento” aislada y se integra como un hilo transversal que condiciona decisiones estratégicas, tácticas y operativas. El principio “Incorporar la calidad en los procesos y los entregables” recalca que el proyecto se diseña para prevenir defectos, no sólo para detectarlos al final (Figura 1). Así, la calidad adopta un enfoque holístico que abarca cultura, flujos de trabajo, métricas, talento y, sobre todo, valor percibido por los interesados.

Figura 1. Incorporar la Calidad en los Procesos y los Entregables

Fuente: PMI, 2021

1. Definir calidad: de la Norma ISO al ADN del proyecto

La guía conserva la definición proveniente de la norma ISO 9000: “grado en el que un conjunto de características inherentes satisface los requisitos”. El enfoque resulta fundamental, la calidad no es perfección sino ajuste entre lo que el entregable es y lo que los interesados necesitan, declaran o suponen implícitamente. Para operacionalizar ese grado, la Guía del PMBOK describe ocho dimensiones complementarias, que sirven de lente múltiple para examinar productos y servicios: 

  1. Desempeño. ¿Funciona el entregable como lo previeron el equipo del proyecto y otros interesados?
  2. Conformidad. ¿El entregable es apto para su uso y cumple con las especificaciones?
  3. Confiabilidad. ¿El entregable produce métricas consistentes cada vez que se realiza o produce?
  4. Resiliencia. ¿Es el entregable capaz de hacer frente a fallas imprevistas y recuperarse rápidamente?
  5. Satisfacción. ¿El entregable obtiene retroalimentación positiva de los usuarios finales? ¿Esto incluye usabilidad y experiencia del usuario?
  6. Uniformidad. ¿El entregable exhibe paridad con otros entregables producidos de la misma manera?
  7. Eficiencia. ¿El entregable produce la mayor salida con la menor cantidad de entradas y esfuerzo?
  8. Sostenibilidad. ¿El entregable produce un impacto positivo en los parámetros económicos, sociales y ambientales? (PMI, 2021).

Cada dimensión combina aspectos cuantitativos y cualitativos, por ejemplo, confiabilidad se valida con ciclos de prueba estadística, mientras que satisfacción se captura con encuestas de usuario y diseño de experiencia. De este modo, la definición se expande de la especificación técnica a la percepción de valor.

2. El Dominio de Desempeño de la Entrega y su perspectiva de calidad

El Dominio de Desempeño de la Entrega (Delivery Performance Domain) es la concreción de esa visión. Allí se recuerda que el alcance describe qué se entregará, pero la calidad determina cuán bien debe funcionar el entregable. Este Dominio propone tres artefactos clave:

  • Requisitos: condiciones necesarias para satisfacer la necesidad de negocio.
  • EDT/WBS: descomposición que facilita gestionar el qué y el cuándo.
  • Definición de Terminado (DoD): lista de verificación que valida que el entregable asociado a cada paquete de trabajo es apto para uso.
Figura 2. Ejemplo de Estructura de Descomposición del Trabajo (EDT) 
Ejemplo EDT

La calidad se integra cuando los criterios de aceptación se redactan simultáneamente con la EDT y el DoD, creando una tríada que alinea expectativas y reduce retrabajo. En metodologías  ágiles, esta tríada se manifiesta como historias de usuario con criterios de aceptación y Definition of Done; en cascada, como especificaciones detalladas enlazadas a pruebas de verificación y validación.

La calidad solo cobra sentido cuando está íntimamente vinculada con la gestión del alcance: cada requisito aceptado alimenta tanto la definición de los entregables como los umbrales de desempeño que los harán “aceptables”. Según la guía, el alcance evoluciona a medida que se descubren requisitos; por consiguiente, los criterios de aceptación, las medidas de desempeño técnico y la Definición de Terminado deben revisarse conjuntamente, garantizando que la "suma de productos, servicios y resultados" prometida sea, además, adecuada en grado de calidad. 

Dicho de otro modo, un paquete de trabajo no se considera completo porque exista, sino porque cumple la lista de verificación de acabado, satisface las especificaciones del diccionario de la EDT y supera los criterios de aceptación acordados con el cliente. Esta sincronización evita la trampa de entregar “a tiempo y dentro del presupuesto” algo que, sin embargo, carezca de valor; alinea la expectativa de ‘qué’ con el estándar de ‘cuán bien’, preservando tanto la satisfacción de los interesados como la integridad del triángulo de hierro.

De forma práctica, integrar calidad y alcance significa que cada vez que el equipo ajusta el alcance, ya sea por requisitos descubiertos o cambios de prioridad, debe actualizar de inmediato los indicadores de calidad asociados. Así, cada nuevo paquete de trabajo incluye criterios de aceptación explícitos en la declaración de alcance, se refleja en el diccionario de la EDT con sus medidas de desempeño técnico, y se incorpora a la Definición de Terminado la secuencia de pruebas, inspecciones o certificaciones necesarias. Esta ‘doble entrada’ entre alcance y calidad evita que crezcan los entregables sin la garantía equivalente de desempeño y asegura que la línea base de alcance solo se considere cumplida cuando los estándares de calidad quedan también verificablemente satisfechos.

3. La calidad como vector estratégico en la generación de valor

La Guía del PMBOK enfatiza que entregar valor puede suceder antes, durante o después del proyecto, según la cadencia de liberación elegida. Un mínimo producto viable que llega temprano al mercado ofrece retroalimentación real que retroalimenta requisitos y dimensiona la calidad percibida. Aquí la gestión de calidad se interseca con la gestión de beneficios: si los interesados valoran la sostenibilidad, la métrica de eficiencia energética se vuelve prioritaria; si valoran la resiliencia, los planes de prueba ante fallos se incluyen en la línea base de calidad. El director de proyecto debe, por tanto, orquestar un equilibrio dinámico: evitar ‘sobrecarga de oro’ pero asegurar que el producto sea adecuado para su propósito.

El Dominio de Entrega se nutre de la Planificación, que establece métricas y tolerancias; del Enfoque de Desarrollo y Ciclo de Vida, que define iteraciones o fases; y del Trabajo del Proyecto, que provee la infraestructura física y contractual para controlar variabilidad y adquisiciones. A su vez, la calidad modula el Dominio de Incertidumbre: productos de alta criticidad requieren márgenes de seguridad más amplios y pruebas más exhaustivas. Finalmente, la guía alerta sobre la ‘corrupción del alcance’: agregar funcionalidades sin recalibrar cronograma o costos erosiona la calidad, pues cada línea adicional implica nuevos vectores de fallo.

La calidad no se delega, se vive y se gestiona. Para el director de proyecto esto implica fomentar la mentalidad de ‘cero sorpresas’, empoderar equipos multifuncionales para detener la línea si detectan riesgos, recompensar hallazgos tempranos y modelar con el ejemplo. El resultado es un bucle de mejora continua: cada incidente se convierte en lección aprendida que ajusta políticas, plantillas y métricas. Con el tiempo, la organización reduce tiempos de ciclo y aumenta la moral.

4. El Costo de la Calidad (COQ): invertir hoy para no sufrir mañana

La metodología Costo de la Calidad divide los gastos en prevención, evaluación, fallas internas y fallas externas. Prevención incluye capacitación, diseño robusto, automatización de pruebas; evaluación, las inspecciones y auditorías; fallas internas, el retrabajo antes de la entrega; y fallas externas, las garantías, devoluciones y el impacto reputacional. El arte gerencial consiste en desplazar recursos hacia las dos primeras categorías –las únicas que construyen valor– y minimizar las segundas, que destruyen márgenes. Un indicador temprano de madurez es la proporción Prevención + Evaluación frente a Fallas: cuanto más se incline hacia la izquierda, más sostenible será el proyecto.

Figura 3. Curva de Costo del Cambio de BoehmCurva de costo del cambio de Boehm

Fuente: PMI, 2021

La curva del costo del cambio demuestra que un defecto descubierto durante la fase de operaciones –por ejemplo, una falla en una línea de producción o un error de dosificación en un lote farmacéutico– puede costar cientos de veces más que si se hubiera detectado en la etapa de diseño o prototipo. La Guía del PMBOK (7a. Ed.) advierte que confiar en inspecciones finales como única barrera conduce a sobrecostos y riesgos reputacionales. Controles preventivos como revisiones de diseño multidisciplinarias, pruebas piloto a pequeña escala y auditorías de proceso en tiempo real actúan como vacunas económicas. En proyectos de construcción, esto se traduce en modelos BIM (Building Information Modeling) con detección temprana de interferencias; en manufactura, en muestreos estadísticos durante la producción.

5. Herramientas y técnicas: de la teoría al tablero Kanban

Entre las herramientas y técnicas recomendadas para este despliegue integral de la calidad, se pueden encontrar: 

  • Matrices de criterios de aceptación enlazadas a la EDT o al backlog.
  • Calidad por diseño (QbD) con sesiones de co‑creación.
  • Auditorías ágiles al cierre de cada iteración.
  • Pruebas automatizadas.
  • Análisis causa‑raíz sistemático.
  • Dashboards de calidad basados en tiempos de entrega (lead time).
  • Indicadores de densidad de defectos y métricas de sostenibilidad.
  • Políticas de control de cambios que evalúan beneficio vs. impacto.
  • Herramientas de seguimiento a los Costos de Calidad que documenten inversiones y ahorros.
  • Tablero Kanban con límites de Trabajo en Progreso (WIP).

Implementar este arsenal requiere madurez digital y disciplina humana: el director orquesta la priorización, fusiona prácticas en el plan de gestión y en el caso de proyectos ágiles, asegurar que cada hallazgo vuelva al backlog de mejoras.

Conclusiones

La séptima edición no ofrece una receta paso a paso; propone una filosofía de valor. Al entender la calidad como ‘grado de satisfacción de requisitos’, y al reconocer que los requisitos evolucionan, los equipos pivotan de una mentalidad de cumplimiento estático a un enfoque de valor dinámico. El Dominio de Desempeño de la Entrega se instala como epicentro, donde la pregunta ya no es sólo ‘¿qué vamos a entregar?’, sino ‘¿qué tan bien lo lograremos y cómo lo sabremos?’. Gestionar la calidad de forma integrada maximiza la inversión preventiva, minimiza fallas externas y construye reputación. 

Si tu organización todavía asume la calidad como una fase tardía en la dirección de proyectos, la Séptima Edición invita a un cambio de paradigma que convierte la calidad en pilar de diferenciación estratégica.

Referencias

  • Project Management Institute. (2021). Guía de los fundamentos para la dirección de proyectos (7ª ed). Pennsylvania: PMI Publications.
  • Redondo, A. (2016). Áreas de Conocimiento de la Dirección (Gestión) de Proyectos.  http://alredsa.blogspot.com.co/2016/02/areas-de-conocimiento-de-la-direccion.html

15 junio, 2025

Adaptar para liderar: El enfoque de la adaptación en la Guía del PMBOK® Séptima Edición

La dirección de proyectos ya no puede entenderse como la aplicación rígida de procesos estandarizados. La creciente complejidad de los entornos organizacionales, los avances tecnológicos, la diversidad de culturas y formas de trabajo, y la necesidad de generar valor en ciclos cada vez más cortos exigen una nueva mentalidad. Bajo este contexto, la séptima edición de la Guía del PMBOK® (7a. Ed.) introduce un concepto transformador: la adaptación como principio rector de la gestión moderna.


¿Qué significa “adaptar” en dirección de proyectos?

Según la Guía del PMBOK®, adaptar es ajustar deliberadamente el enfoque, la gobernanza y los procesos del proyecto para que sean adecuados al contexto específico en que se ejecuta. Esta no es una tarea mecánica, sino un ejercicio de pensamiento estratégico y liderazgo contextual, que toma en cuenta, entre otros, factores tales como:

  • El enfoque de desarrollo (predictivo, ágil, híbrido).
  • Las características del producto o servicio.
  • El entorno organizacional.
  • La cultura del equipo.
  • El grado de riesgo.

La Guía deja en claro que la adaptación no es opcional, sino esencial: “No existe un enfoque único que pueda ser aplicado a todos los proyectos todo el tiempo.”


¿Por qué es fundamental adaptar?

Adaptar nos permite responder de forma adecuada a las realidades únicas de cada proyecto, sin caer en el error de seguir modelos preestablecidos de forma acrítica. Las razones para adaptar incluyen:

  • Optimización del valor entregado: permite concentrarse en lo que realmente importa.
  • Reducción de costos innecesarios: evita aplicar procesos que no generan valor.
  • Mayor compromiso del equipo: al participar en la construcción del enfoque, los equipos se sienten parte activa del éxito.
  • Enfoque centrado en el cliente: adaptar es también escuchar y responder mejor a las expectativas de los interesados.
  • Eficiencia organizacional: se alinean los proyectos con la cultura, madurez y estructuras existentes.

En otras palabras, adaptar es la vía para hacer que la gestión de proyectos deje de ser una camisa de fuerza y se convierta en una herramienta estratégica flexible y poderosa.


¿Qué puede ser adaptado?

La Guía del PMBOK® Séptima Edición identifica varias áreas que se pueden (y deben) adaptar. A continuación, se resumen las más relevantes:

 1. Ciclo de vida y enfoque de desarrollo

Seleccionar si el proyecto usará un ciclo predictivo, incremental, iterativo, ágil o híbrido es una decisión de adaptación crítica. Un ejemplo: un proyecto de construcción puede requerir un enfoque predictivo para la obra física, pero uno iterativo para la instalación de sistemas tecnológicos.

2. Procesos

Los procesos pueden ser agregados (cuando se requiere más rigor), modificados (para ajustarse a una necesidad particular), eliminados (si no agregan valor), combinados (para mejorar eficiencia), o alineados (cuando se busca coherencia entre diferentes disciplinas).

3. Involucramiento

Esto incluye decisiones sobre quién participa, cómo se empodera al equipo y cómo se integran personas internas o externas. Adaptar el involucramiento permite, por ejemplo, decidir cuánta autonomía se delega a equipos remotos o interdisciplinarios. 

4. Herramientas

La selección de software, plataformas y equipamiento también es parte de la adaptación. A menudo, los equipos conocen mejor qué herramientas usar, aunque deben equilibrar necesidades técnicas con restricciones organizativas.

5. Métodos y artefactos

Desde los formatos de actas hasta los tableros kanban o las plantillas de validación, todos los medios de trabajo pueden ser adaptados para alinearse con el entorno del proyecto y la cultura de la organización.


El proceso de adaptación: cuatro pasos clave

Como se señala en la Sección 2.5 de El Estándar para la Dirección de Proyectos, los proyectos existen en entornos que pueden influenciarlos. Es necesario analizar y comprender el entorno del proyecto antes de la adaptación. La adaptación suele comenzar con la selección de un enfoque de desarrollo y ejecución, adaptándolo a la organización, adaptándolo al proyecto y luego aplicando su mejora continua. Estos pasos del proceso se muestran en Figura 1. (PMI, 2021).

 

Figura 1. Detalles de los Pasos en el Proceso de Adaptación

Fuente: (PMI, 2021)

Se propone un enfoque estructurado para la adaptación, que incluye las siguientes fases:

1. Seleccionar el enfoque de desarrollo inicial

Se analiza si el proyecto necesita un enfoque predictivo, adaptativo o híbrido. Aquí se pueden usar herramientas como filtros de idoneidad, que cruzan cultura, equipo y naturaleza del producto.

2. Adaptar para la organización

Las decisiones deben alinearse con la gobernanza organizacional, las políticas de calidad, las metodologías corporativas y las capacidades de la PMO (Oficina de Proyectos) o la VDO (Oficina de Entrega de Valor). Adaptar sin romper la coherencia estratégica es vital. (Figura 2).

Figura 2. Evaluación de los Factores de la Organización y del Proyecto al Adaptar

Fuente: (PMI, 2021)
 

3. Adaptar para el proyecto

Aquí se analizan tres dimensiones principales:

  • Producto: complejidad, estabilidad de requisitos, criticidad, nivel de innovación.
  • Equipo: tamaño, distribución geográfica, experiencia, acceso al cliente.
  • Cultura: grado de empoderamiento, aceptación del enfoque, nivel de confianza organizacional.

4. Implementar la mejora continua

Adaptar no es algo que se hace una vez y se olvida. La mejora continua es el corazón de la adaptación efectiva. A través de retrospectivas, revisiones de fase y análisis de resultados, el enfoque de gestión se debe ir refinando a lo largo del ciclo de vida.


Adaptación por dominios de desempeño

La séptima edición abandona los grupos de procesos clásicos y organiza la dirección de proyectos en dominios de desempeño. Cada dominio también puede (y debe) ser adaptado. Algunos ejemplos:

  • Interesados: ¿Cómo ajustar las estrategias de comunicación si hay múltiples idiomas, zonas horarias o culturas?
  • Equipo del proyecto: ¿Es un equipo remoto o co-ubicado? ¿Hay diversidad funcional o cultural?
  • Entrega: ¿Se pueden liberar entregables por iteraciones? ¿Se requiere cumplimiento de normas de calidad específicas?
  • Enfoque de desarrollo y ciclo de vida: Seleccionar un enfoque adaptativo o estructurado según el nivel de incertidumbre, normativas y posibilidad de entregas iterativas.
  • Planificación: Adaptar la planificación al riesgo, contexto cultural y criterios de éxito definidos mediante métricas alineadas al valor esperado.
  • Trabajo del proyecto: Organizar el trabajo considerando la diversidad y localización del equipo, fomentando coordinación efectiva y ejecución flexible.
  • Incertidumbre: ¿Qué tan alto es el riesgo? ¿Se necesita una gestión detallada o basta con un enfoque liviano?
  • Métricas: ¿Cómo se medirá el éxito? ¿Qué indicadores reflejan realmente el valor generado?


Reflexión final: Adaptar es liderar con intención

Adaptar no significa improvisar. Significa diseñar intencionadamente una arquitectura de gestión que tenga sentido para el proyecto, para el equipo y para la organización. Los líderes de proyectos del siglo XXI ya no se definen por seguir un manual, sino por su capacidad de interpretar el contexto, evaluar opciones, tomar decisiones acertadas y fomentar entornos colaborativos y resilientes.


Referencias

  • Project Management Institute. (2021). Guía de los fundamentos para la dirección de proyectos (7ª ed). Pennsylvania: PMI Publications.
  • Redondo, A. (2016). Áreas de Conocimiento de la Dirección (Gestión) de Proyectos.  http://alredsa.blogspot.com.co/2016/02/areas-de-conocimiento-de-la-direccion.html